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Una monja, la hermana Amparo Pérez Berrío, definió a Andrés Uriel Gallego como un hombre que "tuvo las mieles del poder en sus manos, pero desde la simplicidad de su alma nunca abusó, mantuvo bajo perfil y actuó sin protagonismo, con silencio, prudencia y dando testimonio de Dios".
Admitió que en su larga relación, tal vez él le aportó más a ella que al contrario: "Me ayudó a crecer, compartimos vida espiritual y sus reflexiones me llenaban de paz", dijo la que fuera su amiga desde antes de ser ministro del Transporte en los ocho años del mandato de Álvaro Uribe Vélez, entre 2002 y 2010.
Ayer, cuando el cuerpo del exministro era velado en la sala 5 del cementerio Campos de Paz, la religiosa llegó con dos banderas, la de Colombia y la de Antioquia, y con ellas cubrió el féretro. Entre los presentes, la mayoría familiares y amigos, se rezó una oración y varios ramos de flores que llegaron fueron ubicados en los alrededores del cofre fúnebre. Reinaban el silencio y la austeridad, como para rendirle homenaje a dos de las virtudes que más se exaltaron del exministro y exprofesor de ingeniería en las universidades de Medellín, Nacional, del Valle y Pontificia Bolivariana.
Legado en obras
William Gallego, uno de sus hermanos, no pudo evitar que su voz se quebrara y que de sus ojos brotara el llanto cuando se refería al que en vida fuera el centro de la familia.
"Él no ahorró una gota de sudor por el trabajo de las comunidades antioqueñas y del país, al que le dejó las bases de la infraestructura que se construye hoy y la del futuro", expresó y destacó especialmente su labor como docente de ingeniería.
Proyectos como el Túnel de la Línea, la Ruta del Sol, las bases de las Autopistas de la Prosperidad, dijo William, hacen parte del legado.
"Como un justo reconocimiento a Andrés Uriel Gallego, el Túnel de la Línea debería llevar su nombre", propuso el senador Juan Carlos Vélez.
"Fue un hombre muy visionario, formador de grandes ingenieros que hoy le sirven a Colombia y tal vez su mayor frustración fue no haber visto la reactivación de los ferrocarriles y la navegabilidad por el río Magdalena", reiteró William, también ingeniero.
Juan Jaime Gallego, uno de sus hermanos menores, confirmó que Andrés Uriel murió a las 8:50 de la noche del jueves, en las mismas horas en que el país estaba consternado y triste por la muerte de Gabriel García Márquez, ocurrida al mediodía.
"Él no alcanzó a enterarse de eso, estaba sedado, hace un mes tuvo una afección respiratoria, una neumonía, y tuvo que ser internado en el hospital Pablo Tobón Uribe, donde pasó altas y bajas". En las últimas 72 horas presentó un deterioro generalizado, "una falla multisistémica que le afectó los riñones, pulmones y el sistema cardiovascular, y finalmente murió", en un desenlace que la familia no esperaba, pues el exministro había superado un cáncer de próstata que lo afectó de manera fuerte el año anterior.
Lealtad, austeridad, entrega total al trabajo y mucha prudencia al afrontar las críticas y debates políticos, fueron las virtudes que se exaltaron y que hicieron de Gallego un hombre único. Aunque estuvo en el poder, no se dio ínfulas.
En su cuenta de Twitter, el presidente Juan Manuel Santos, lamentó el deceso: "enviamos a su familia nuestras sentidas condolencias", dijo.
"Como ser humano, disfrutaba de las cosas más sencillas, de sentarse con la familia a contar chistes, montarse en un caballo, ver trochar una yegua, la rutina del campo", apuntó su hermano William en tono muy adolorido, pero sereno.