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El Evangelio según San Mateo, de Pier Paolo Pasolini, es "probablemente el mejor sobre Jesús rodado nunca", según la valoración del "Osservatore Romano", el diario oficial del Vaticano.
En un artículo del crítico cinematográfico Emilio Ranzato que publica el diario vaticano y que este miércoles difundieron los medios italianos, se subraya el realismo de la película del realizador transalpino, que se estrenó el 4 de septiembre de 1964 en la Mostra de Venecia.
Un realismo del que Ranzato asegura que es "más religioso que laico", en alusión a una cinta que consiguió el año de su estreno el León de Plata del festival veneciano y el premio OCIC (Oficina Católica Internacional del Cine).
En la cinta se pueden apreciar "todos los elementos de la atormentada y para muchos contradictoria ideología" del director, de cuya muerte se cumplirán en 2015 cuarenta años.
Pier Paolo Pasolini, un cineasta polémico, comunista y homosexual, encontró en las parábolas y los pasajes del Nuevo Testamento material para construir un acercamiento humanista, neorrealista y casi marxista a la vida de Jesús.
La película, que optó a tres Oscar y obtuvo el Premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia, estaba dedicada póstumamente a Juan XXIII.
La valoración publicada ahora por el Vaticano contrasta con la fría acogida con la que fue recibido hace cincuenta años, cuando el propio "Osservatore Romano" tituló sobre la cinta que era "fiel a la descripción, no a la inspiración del Evangelio".
Ahora sin embargo el diario vaticano expone la valoración del crítico y da al filme un relieve tal que considera que su autor manifestó una "inspiración digna de un creyente".
Al tiempo que esta valoración novedosa, el Vaticano anunció que ha hecho restaurar la película en 16 milímetros y en blanco y negro conservada en los archivos de la Filmoteca Vaticana.
El diario vaticano aseguró que, una vez restaurada, la proyección sobre una pantalla del filme de Pasolini pudo transmitir "la emoción de aquella humanidad que está en el corazón de todo el filme".
El estreno de la obra de Pasolini representó una ruptura en el tratamiento de la historia de la religión en el cine.