El periodismo se ocupa de todo el mundo y por estos días, todo el mundo se ocupa del periodismo... en el Premio Gabriel García Márquez, que se celebra desde ayer en Plaza Mayor y otros sitios de la ciudad.
"Es el primer premio de periodismo con festival", asegura
Jaime Abello Banfi, el director de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, entidad organizadora de este certamen.
Se refiere a que en el Premio, no contentos con evaluar unos trabajos periodísticos y otorgar galardones a aquellos que un jurado considera
los mejores, también contiene una amplia programación académica que se encausa en dos vertientes. O tal vez en tres.
Por una parte, los talleres, que son dirigidos a periodistas, profesores y alumnos del "oficio más bello del mundo"; por otra, algunas conversaciones con periodistas narradores y artistas que cuentan sus experiencias, presentan sus reportajes, muestran sus imágenes. Actividades dirigidas a un público general.
"Un público que cada día se interesa más por saber cómo se hace el periodismo, qué hay detrás de las historias", comenta el periodista
Javier Darío Restrepo, uno de los invitados a esta fiesta de ideas, palabras e imágenes, y quien es profesor de la Fundación desde 1995.
La tercera vertiente —si no me dicen que hace parte de alguna de las dos anteriores— es una de homenaje a
Gabriel García Márquez.
En esta hay conversaciones sobre Gabo y el lenguaje, la política y la búsqueda de la paz, la relación suya con Torrijos contada en imágenes...
Y una conversación que "amenaza" con ser divertida e interesante a un mismo tiempo: la que protagonizarán el cantautor panameño
Rubén Blades y
Alberto Salcedo Ramos. Sabemos que Blades hizo música con Ojos de perro azul y que Salcedo Ramos, como ya ha dicho, se baila las novelas de Gabo. Ellos hablarán mañana.
Gabo, presente
Abello Banfi celebra que este certamen, el cual se realiza por segunda vez en la capital antioqueña, ha logrado convocar a numerosas personas provenientes de otras ciudades del país y del continente, que no se quieren perder ninguna de las actividades.
"Me he encontrado con personas de Neiva, de Manizales, de Bucaramanga, de Bogotá, así como otras de Centroamérica. Vienen atraídas por las actividades periodísticas. Y acuden por su propia cuenta".
El certamen está apenas en su apogeo y el director ya apuesta que este año hay más personas de otras regiones que el pasado.
Y este comentario lo confirma con hechos. No más da dos pasos en ese concurrido corredor interno de Plaza Mayor, cuando lo abordan dos jóvenes, una chica y un muchacho, quienes lo saludan y dicen que vinieron de la capital santandereana, que son estudiantes de periodismo y que desean hacerse fotos con él. Acto seguido, se turnan la cámara fotográfica y, por supuesto, la pose al lado del Abello Banfi.
Ese corredor es un río con distintas corrientes. Algunas personas entran al recinto de las conferencias y se quedan allí. Deben ser estudiantes. Los periodistas, como suelen vivir de afán y carecen de tiempo para quedarse mucho rato en nada, revolotean por todas partes, llevando del brazo a un personaje, al otro, para que les conceda una entrevista. Los invitados, reporteros avezados y reconocidos, andan por ahí tomando café, mientras caen en la red de pesca de algún periodista.
Parado frente al mostrador de degustación de café, se ve ya a
Javier Darío Restrepo. "Si me da un café con un aroma igual al que acabó usted de despachar, me encantaría", dice a uno de los sujetos que distribuye la bebida. Contesta su celular y se compromete con una presentadora de televisión para una entrevista en veinte minutos.
Fotografías de un Gabo cuarentón y sonriente, de un tamaño más que natural, están distribuidas por el lugar. Irradia una alegría tal que uno recuerda otras palabras de
Jaime Abello, del momento en que hablaba del Festival: que el escritor solía decir que cuando se hablaba de periodismo en talleres o coloquios para compartir experiencias, se debía acompañar con música.
Por eso seguramente encajó tan bien el concierto de
Tania Libertad en Pies Descalzos, anoche. Interpretó canciones del gusto del autor de Relato de un náufrago:
aquí estoy preso de tu recuerdo en mi soledad... parecía cantar el Gabo del afiche.