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HISTÓRICO
Así fue la sesión en la que Álvaro Uribe perdió la paciencia
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Colprensa | Publicado

La sesión plenaria del Senado del pasado martes 21 de octubre se recordará como el día en que al jefe del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez no sólo la Unidad Nacional le hizo una encerrona por el tema de la paz, sino que también fue cuando perdió la paciencia y por poco tiene un enfrentamiento con uno de sus colegas.

El ‘mal’ momento para Uribe arrancó pocos minutos después de que comenzara la plenaria del Senado en la que se había programado un debate de control político sobre el metro de Bogotá, pero que por la ausencia del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, se aplazó y eso ayudó a que una estrategia se pusiera en desarrollo: una cascada de cuestionamientos al senador Uribe por sus acercamientos con las Farc durante sus dos Gobiernos.

Horas después los legisladores del Centro Democrático llamaron al hecho como una 'encerrona'. Incluso, algunos rumores (admitidos por congresistas) apuntaban que fue una estrategia acordada con el Gobierno, por senadores cercanos, entre ellos Roy Barreras, Armando Benedetti y Luis Fernando Velasco.

Lo que se buscaba era que desde todos los partidos de la Unidad Nacional se cuestionara a Uribe porque durante sus dos mandatos buscó acuerdos con las Farc y les hizo ofrecimientos, como por ejemplo curules en el Congreso, desmilitarización de regiones y hasta la posibilidad de una asamblea nacional constituyente.

El objetivo era coger a Uribe y su bancada sin estar preparados para responder ante los comentarios, y así pasó.

Frente a los seguidos cuestionamientos, Uribe decidió responder él directamente la mayoría de los reclamos. Unas veces lo hizo con intervención, pero en la mayoría con el derecho a la réplica.

Y con las recriminaciones de lado y lado siguió la plenaria, y ya sobre las once de la noche cuando los asistentes eran muy pocos y la sesión se levantó, pero las críticas persistían, el expresidente Uribe no aguantó más y se salió de casillas.

Uribe le reclamó a su colega, el liberal Guillermo García Realpe, porque fue quien más le cuestionó que tomara la palabra. Y Uribe no aguantó más, ya sin sesión y casi con las luces apagadas del salón de sesiones, el jefe de la oposición comenzó a gritarle a García; fue tal su efusividad que caminó hasta su curul a buscarle.

Aunque fueron muy pocos los testigos del bochornoso momento, uno de ellos, el senador Horacio Serpa Uribe, fue quien logró calmar los ánimos, aunque sí reconoció que ambos dirigentes “estaban verracos”.

Pero como el hecho fue algo inédito, los relatos del mismo dado por algunos testigos llegaron más allá de la realidad, al punto de decir que se enfrentaron a puño limpio. La verdad es que los ánimos se levantaron, pero no se golpearon.

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